En mi casa nos encanta el plátano y siempre lo tenemos presente en la cesta de la fruta pero esta semana se nos ha ido un poco de las manos…de verdad…¡No he tenido tantos plátanos nunca! Así que sí o sí había que sacarles uso y uno de ellos ha sido este maravilloso bizcocho que le prometí hacer a mi chico (Adora el bizcocho de banana)

Este bizcocho no lleva nada de grasa, a parte de la que aportan las nueces y el chocolate, y es sin azúcar refinada. Saludable, bajo en calorías pero sin perder sabor y muy, muy esponjoso ¡Nada que envidiar a uno con muchas calorías y grasas!

¡Aquí os doy la receta!

Ingredientes
– 3 huevos
– 3 plátanos grandes
– 3 cucharadas de queso batido o yogur griego
– Edulcorante al gusto
– 150 g de harina de avena
– 100 g de harina de espelta integral
– 1 cucharadita de levadura en polvo
– 45 g de nueces
– 30 g de chocolate negro sin azúcar, troceado o en pepitas.

Precalentamos el horno a 180°
En un bol grande, preferiblemente de cristal, batimos las claras (o los huevos) hasta que queden a punto de nieve y reservamos.
En otro bol grande chafamos los plátanos con ayuda de un tenedor, una vez estén hechos puré añadimos el queso batido, el edulcorante. Añadimos esta mezcla a las claras batidas (o a los huevos batidos), mezclamos bien con movimientos envolventes.
Por otro lado mezclamos los ingredientes secos (harinas y levadura) que añadiremos poco a poco a la mezcla húmeda, e integraremos con movimientos envolventes. Si la masa queda muy densa (porque hemos usado plátanos o huevos más pequeños) podemos echar un chorrito de leche vegetal. Finalmente añadimos las nueces troceadas, el chocolate y removemos con cuidado. Ponemos la masa en un molde rectangular de silicona o de metal (que en este último caso previamente lo forraremos con papel de hornear para facilitar desmoldarlo sin necesidad de usar grasa) y horneamos unos 50 minutos, comprobando siempre antes si está cocinado con un palillo. Dejamos enfriar unos 10 minutos y después desmoldamos.

Es delicioso y esponjoso tanto recién hecho como en días posteriores…lo que si os contaré es que cuando lo probé, recién hecho pero ya enfriado, la parte de fuera estaba crujiente y dentro muy tierno ¡Demasiado para los sentidos! Así que si lo vais a hacer para una merienda recomiendo hacerlo el mismo día y comerlo así. Si es para desayunos podéis guardarlo tapado con plástico o en un tupper en la nevera.
Esta semana va a ser mi desayuno de unos cuantos días y estoy que no puedo esperar para volverlo a comerlo, aunque lo confieso: a parte del trozo recién hecho de ayer hoy volvió a caer otro ¡Es irresistible! 🙂