Este bizcocho queda tierno, esponjoso y demasiado rico. Sin azúcares añadidos y bajo en grasas. Es una buena fuente de fibra ya que está hecho con harinas integrales.
Necesitamos:
- 100 g de harina de avena
- 75 g de harina de espelta integral
- 1 cucharadita y media de levadura
- 2 huevos
- 2 cucharadas de queso batido o yogur.
- 2 plátanos
- Chorrito de esencia de vainilla
- 3 cucharadas de aceite de coco
- Edulcorante al gusto
- 6 cucharaditas (o más) de mermelada de ciruelas
Machacamos con un tenedor los plátanos hasta hacerlos puré y reservamos. En un recipiente grande batimos los huevos junto con la stevia un minuto, añadimos el puré de plátano, el queso batido, aceite (si está sólido derretirlo unos segundos en el microondas) y la vainilla, mezclamos bien. En un recipiente a parte mezclamos las dos harinas junto con la levadura y vamos incorporando poco a poco esta mezcla seca en nuestra mezcla húmeda anterior, mezclando bien para que no queden grumos. Ponemos la mitad de la mezcla final en un molde, el que yo he usado es alargado de silicona, pero podéis usar cualquier forma de tamaño mediano-pequeño, y añadimos la mitad de la mermelada de cucharadita en cucharadita disponiéndola de forma separada. Ponemos la otra mitad de la mezcla del bizcocho encima, el resto de mermelada, y luego con ayuda de un palillo o mango de una cucharadita mezclamos haciendo círculos, espirales…para que quede como se ve en la primera foto.
Queda realmente delicioso y la textura es fantástica. Nada que envidiar a otros bizcochos llenos de azúcar y grasa 🙂
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